
Nuestra Historia
Nuestra historia comenzó hace 16 años, cuando dos adolescentes se cruzaron por primera vez. Se miraron, se sintieron atraídos… pero ninguno imaginó que, en ese instante, acababan de conocer al amor de su vida.
Sin embargo, aquellos jóvenes inexpertos parecían más interesados en jugar al escondite con las flechas de Cupido que en dejarse alcanzar por ellas. Para ser sinceros, se empeñaron en esquivarlas por completo. En esa primera etapa, apenas lograban hablarse, a pesar de todas las cosas que tenían en común. Les gustaban los animes, los cosplays, los videojuegos… y aún así, decidieron ignorarse mutuamente.
Más adelante llegó una época distinta. Ya se hablaban, se reían, compartían momentos… y, aunque la atracción era evidente, ambos pensaban que no podía ser mutua. “¿Cómo va a fijarse en mí?”, se repetían. Así que Cupido, agotado, tuvo que cogerse una baja por estrés.
Años después, volvieron a coincidir. Una, dos, varias veces. ¿Dónde? Pues en ferias, eventos y salones donde se reunía gente con sus mismos hobbies. Pero ni siquiera entonces supieron ver lo que estaba justo delante de sus narices.
Uno de esos reencuentros fue en un salón del manga. Pero, por alguna razón, tampoco fue el momento. Hasta que, casi un año después, algo cambió. Todo comenzó en una Euskal Encounter. Ella, interesada en iniciarse en el mundo del rol, se acordó de cierto chico que sabía mucho del tema y que solía ver por allí. Decidió escribirle y proponerle quedar. Y desde entonces, no dejaron de hacerlo.
Primero eran solo domingos de partidas. Luego llegaron los viernes por la tarde. Después, los sábados… hasta que esos encuentros se convirtieron en domingos, viernes, sábados y cualquier día que pudieran compartir.
Finalmente, la noche del 12 de diciembre de 2023, todo se volvió oficial. Desde entonces, no han vuelto a dormir separados. Empezaron a vivir juntos, a construir su historia y a recuperar todo el tiempo perdido.
Al mes, se dijeron su primer te quiero. A los dos meses, él le pidió matrimonio. Y ella dijo que sí. Ese verano, celebraron la pedida de mano. Y el resto, como suele decirse, está aún por escribirse.

Érase una vez un chico que amaba a una chica, y su risa era una pregunta que quería pasar toda su vida respondiendo.